Golazo ganador para el Atlético de Madrid el que firmó De Paul cuando el partido expiraba en un Metropolitano que había rozado el sopor en el día menos indicado, en el 'Día del Niño'. Si hay que atraer a los infantes con goles y emoción, algunos se marcharían pensando que este manicomio que suele ser el estadio colchonero, de sentimientos, remontadas y pasiones, no era para tanto. Normal por otro lado, a estas alturas, con todos jugándose algo, con un Celta valiente que miraba de reojo la clasificación y sus opciones de meterse en líos. Y normal con un Atlético que ya tenía media clasificación Champions en el bolsillo antes del choque -tras el empate del Athletic contra Osasuna- y que ahora lo tiene a punto. Quedan nueve por disputarse, le tiene ganado el 'goal average' al cuadro vasco, y le saca ocho. De Paul dejaba al Atlético 'a punto' de Champions.
El Atlético arrancó con energía, sabiendo que si se ponía por delante pronto ante un Celta de Vigo mirando el peligro del descenso a los ojos, quizás le temblasen las piernas. Un cuarto de hora en el que acumuló ocasiones, sin rédito. El equipo colchonero tenía una clara nada más comenzar, Correa perdonaba el primero con un disparo dentro del área; para que posteriormente una buena triangulación que terminaba con un disparo de Samu Lino al borde del área, el brasileño lo sacaba rapidísimo tras el control, muy presionado por su par, que se marchaba fuera.
El siguiente en intentarlo era Riquelme, en colaboración con un Lino con el que dejó buenas acciones. El brasileño veía la carrera del madrileño y éste disparaba para que, de nuevo Guaita, repeliese el disparo.
Acto seguido era el propio Lino el que la tenía, un disparo a bocajarro en el que el arquero del cuadro gallego volvía a interponerse. Apenas había pasado un cuarto de hora en todas esas acciones anteriormente mencionadas.
Una presión fuerte al inicio, como suele ser habitual en los de Simeone en su propio estadio. Pasado ese momento, el Celta sobrevivió, creció, generó acciones en las que se atisbaba peligro, sin que tampoco se mascase la tragedia en la grada local. Larsen y las internadas de Bamba eran los principales argumentos de los de Giraldez en este tramo de la primera mitad. Un disparo alto del noruego y sobre todo un cabezazo al borde del descanso, que se iba ligeramente por encima de la portería de un Oblak que recriminaba que le hubiesen dejado rematar.
El último fogonazo del equipo de Simeone en el primer acto consistía en un espectacular centro de Koke, de unos 25 metros, a la espalda de la defensa, para un desmarque muy bien leído de Llorente. El ‘14’ disparaba con la izquierda, pero demasiado centrado.
Simeone metía en el interludio a Álvaro Morata y retrasaba la posición de Griezmann para intentar tener más claridad en la configuración del juego. El sacrificado era un Lino que muestra menos profundidad cuando no puede tener todo el carril para él. La primera acción dejaba un centro al área por parte de Azpilicueta que el ‘9’ de España cabeceaba cerca del palo de Guaita.
Una ocasión que no significaba un cambio de tendencia respecto a la sensación de gran parte de la primera mitad, de que era el Celta el que podía acabar llevándose el premio. Como sucedía en el 58’, cuando Bamba se internaba por la derecha, ponía el balón en el punto de penalti donde aparecía Aspas para fusilar y que Oblak respondiese con una gran parada.
No era la única vez que el esloveno tenía que mantener en el partido al Atlético. Poco después, un durísimo disparo de Beltrán desde fuera del área tenía que ser conjurado con otra estirada marca de la casa. Para ese momento, el Cholo, al que no le gustaba lo que veía y que el Atlético no tuviese el control de la situación, ya había metido a De Paul y Pablo Barrios, redibujando al equipo de nuevo.
Simeone quemaba las naves sin que se diesen grandes oportunidades –un par de remates de Griezmann y Morata, desviados-. Dentro Reinildo y dentro Memphis, siete partidos después su lesión. El neerlandés lo intentaba nada más entrar para comenzar a hacer que el Celta se encastrase en su portería. Se empezaba a mascar más peligro, especialmente con un remate acrobático de Barrios al que Guaita respondía con una gran parada.
En estos momentos, el arquero del Valencia mantenía al Celta en el partido. Sacaba una mano prodigiosa a un disparo de De Paul, pero en el córner posterior, ambos protagonistas se citaban para un nuevo duelo en el que el argentino controlaba un rechazo en la esquina del área, acomodaba el balón con el pecho, y se sacaba un disparo en escorzo a la escuadra contraria que ni siquiera el meta podía atrapar. Un derechazo que terminaba con el partido.
El centrocampista argentino ha sido decisivo en la victoria colchonera.
SERGIO PEREZ / EFE