El PSG de Luis Enrique está en busca de su primera orejona. Parece que este sí puede ser el año, pues los parisinos están jugando mejor que nunca y tienen al menos a un jugador diferencial en todas las líneas. Uno de los que en otras temporadas estaba siendo señalado era Gianluigi Donnarumma, protagonista involuntario en muchas fotos de caídas del equipo.
En verano incluso se le buscó competencia de verdad con Safonov, y meses después se puede decir que por esa razón u otra el italiano ahora sí está cumpliendo las expectativas. No es que lo haga bien, sino que directamente con sus paradas descomunales está ganando partidos.
En octavos contra el Liverpool fue el héroe de la tanda de penaltis. En cuartos de final contra el Aston Villa sacó dos manos brutales en la vuelta para evitar que el equipo se fuera a la prórroga.
En semifinales en el partido de vuelta el Arsenal empezó asediando y el ex del Milan negó dos goles cantados. Primero con la pierna izquierda a un remate a bocajarro. Y luego destapando el tarro de las esencias poco después en un zambombazo de Odegaard en el que sacó una excelsa mano.