El Espanyol seguirá en Primera División un año más. Lo hizo con sufrimiento, con muchos nervios, con épica como casi siempre, pero lo hizo. Y se impuso a la UD las Palmas por 2-0 con goles de Puado, de penalti, y de Pere Milla, los dos en la segunda parte, haciendo los deberes y salvándose.
Dependía de sí mismo y el triunfo del Leganés hizo que la tragedia planease durante muchos minutos (hasta 60) por culpa de una pésima primera parte de los de Manolo, pero en el segundo acto todo se resolvió. Puado, el héroe del ascenso, transformó el penalti más importante de la historia reciente del Espanyol y Pere Milla ató la permanencia, desatando la euforia, lágrimas en la grada por la sufrida salvación. Se logró el reto del año y la afición lo celebró como una Champions League.
Manolo hizo dos cambios en su once respecto al que mostró en Pamplona, siendo las novedades Cabrera y Jofre.
El Espanyol salió mordiendo, buscando la meta rival, un espejismo de pocos minutos pues la primera parte de los pericos fue lamentable, sin haber rematado entre los tres palos, el peor balance, totalmente insuficiente para ganar un duelo vital. Roberto tuvo la primera en el 10’ pero su cabezazo se fue alto. Poco a poco la UD Las Palmas, sin nada en juego solo la honra, empezó a pisar el área local y a llevar peligro haciendo muy poco, pues el Espanyol era un flan atrás y perdiendo muchos balones en la medular, sin asociarse bien, sin remate. Un desastre.
Mata, Fuster y Benito asustaron, pero se toparon con Joan Garcia. Se llegó al filo de la media hora y la pausa de hidratación tampoco ayudó a un Espanyol sin ideas, muy nervioso atrás, sin luz en la media pues Edu Expósito, el faro, se mostraba muy obtuso, la pero noticia. Y arriba, los fogonazos de Puado y poco más, sin pegada.
Y a partir del 25’ todavía más presión para los de Manolo cuando se supo que el Leganés si hacía los deberes y ganaba. A los pericos les temblaban las piernas y de qué manera, sin nadie que pensara ni filtrara balones en la media, el peor día para que fallara Expósito. Y el Espanyol se fue al descanso como equipo de Segunda pues el ‘Lega’ ya ganaba 3-0, obligando a los catalanes a una nueva gesta, a ganar como sea para seguir en Primera División.
El equipo perico sufrió muchísimo tras una mala primera parte pero resolvió la finalísima gracias a un gol de penalti de Puado y un segundo de la tranquilidad de Pere Milla
Manolo movió fichas en la reanudación saliendo Pere Milla por Pol Lozano. Leve mejora de un Espanyol, más enchufado y presionante. Pedro el primer susto se dio en el área perica. En el 51’ Mata se fue hasta la cocina y Joan Garcia le robó el balón, salvando a un Espanyol atenazado, nervioso, pudiéndole las emociones y el saberse en Segunda. Manolo metió más pólvora dando entrada a Veliz por un desacertado Jofre.
Los nervios hacían muchísimo daño, pero en 64’ llegó la jugada clave, la mejor aportación de Veliz en toda LaLiga. El argentino fue derribado por Essugo en una pugna en el área y el colegiado lo tuvo clarísimo, penalti. Y Puado, el héroe del ascenso, se quedó con el balón y transformó la pena máxima más importante en la historia reciente del Espanyol: 1-0, el equipo de Manolo seguiría en Primera aunque quedaba mucho partido.
La afición se vino arriba con todo, revitalizó al equipo y los gritos de ‘Sí se puede’ se intensificaron, volcados los de Manolo.
El partido se enloqueció, sin tirar la toalla la UD Las Palmas, sufriendo la grada porque el Espanyol no cerraba el partido y un gol canario lo enviaba a Segunda. Los minutos pasaban muy lentos, lentísimos, pero en el 82’ explotó el estadio. Llego la sentencia gracias a dos jugadores que apenas habían tenido participación. Veliz dejó un buen balón a Pere Milla y con el alma, con todo el corazón, el veterano batió a Horkas, poniendo el 2-0, la tranquilidad y atando la salvación, cayéndose el estadio. Increíble.
Todavía faltaba la parada milagrosa de Joan Garcia en el 85’, salvando el gol de los canarios in extremis. El portero tiene una grandísima ‘culpa’ de que el Espanyol siga en Primera. El 2-0 ya no se movió y al acabar el partido, el éxtasis. La permanencia era ya una realidad, sufriendo como siempre, el sello de un Espanyol que estará en la máxima categoría el próximo año, en la elite donde siempre debe estar. Brutal invasión del campo, increíble, desatándose todas las pasiones y aparcando los sufrimientos de una afición que se merece todo y más.