Minuto 79 en el Estadi Olímpic Lluís Companys de Montjuïc. En el marcador, un ajustado 4-3. Ferran recoge un rechace de Courtois a disparo de Lamine Yamal y su remate se estrella en el brazo despegado del cuerpo de Tchouaméni cuando se dirigía entre palos, prácticamente en el área pequeña. El árbitro canario Alejandro José Hernández Hernández, muy cerca de la jugada, con un ángulo bueno aparentemente, no pita nada e indica que el brazo está pegado al cuerpo. Primer error.
Juan Martínez Munuera, árbitro valenciano en el VAR, le llama para que lo revise en el monitor de TV. Hernández Hernández acude a ver lo evidente. Nadie duda de que va a pitar el penalti. Pero o no le ponen las imágenes correctas o el de Lanzarote, adscrito al Comité de Las Palmas, está encabezonado en no rectificar. Y dice que no es penalti. Segundo error.
La acción, además, conllevaba la segunda amarilla de Tchouaméni, que ya tenía una. Era expulsión. Tercer error. Nadie sabe lo que se le pasó por la cabeza a Hernández Hernández. César Barrenechea Montero, exárbitro y analista arbitral de MD, también lo tiene claro: "Las manos son claras, era penalti y conllevaba la segunda amarilla del central francés". No afectó al resultado: 4-3 final en Montjuïc.
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