"El día que no ataques tienes que ser el mejor jugador del planeta defendiendo. Tienes que dar ese ejemplo. Eso es ser Michael Jordan". Esas palabras se las dijo Luis Enrique a Kylian Mbappé y vieron la luz en su documental 'No tenéis ni puta idea', ya siendo jugador del Real Madrid, e incluso fueron motivo de mofa por ciertos sectores que le tenían ganas al asturiano.
Dos años después, el Balón de Oro que se le resiste al astro francés está a punto de caer en las manos de Ousmane Dembélé. ¿Casualidad? No con 'Lucho'. Ese discurso que pareció no importar a Kylian sí que se lo compró el ex del Barça, que desde que salió Mbappé de París ha dado el salto al siguiente nivel. No basta con solo ser el mejor atacando. Esa era la base del discurso de Luis Enrique en cuanto el ejemplo que debe dar un líder y que muchos pusieron en duda. 'A un crack mundial no se le puede hablar así' o '¿quién se ha creído que es Luis Enrique?', eran una de las tantas frases que se podían leer contra el asturiano por ese momento que tuvo con el ahora futbolista del Real Madrid.
Un golpe de realidad unos meses después. Sin Kylian, el PSG ganó en todo. La afición pasó de ponerse las manos en la cabeza por la partida de su hijo pródigo a ver el mejor fútbol con y sin balón, de eso segundo le faltaba precisamente con Mbappé sobre el césped. Lucho le pedía responsabilidades y el francés no respondió.
Tampoco en su primer curso en el Real Madrid. Sí, grandes cifras goleadoras, eso siempre, pero una actitud constante en defensa. O más bien su ausencia. Plana, con esfuerzo mínimo y con la combinación de sumar a un Vinicius del mismo perfil. Esa fue la cruz de Ancelotti y eso lo que exprimió Luis Enrique en la final del Mundial de Clubes.
Elogiado Xabi Alonso por mejorar la cara del equipo, su intento de presión adelantada ante el PSG, de entrar en la guerra, fue el primero de sus pecados. Las miradas en los dos responsables, Mbappé y Vinicius. Solo tuvo que mover un mínimo el campeón de la Champions League la pelota atrás, con paciencia, juntando el medio campo con Vitinha y Fabián, para desmontar el esquema táctico blanco.
Una y otra vez salió el PSG. Hakimi nunca estuvo tan cómodo mientras Kylian jugó por su lado. Ejemplo de ello el tercer tanto, una escenificación del gran problema que sufre el Madrid con su equipo de cracks. "El día que no nos puedas ayudar con tus goles, nos tienes que ayudar en defensa. Tienes que ser el mejor", una idea que no caló en Mbappé. Ante el PSG no estuvo ni cerca de generar peligro y fue más de lo mismo atrás. Un pecado en el fútbol moderno. Dembélé es el ejemplo a seguir.