El Girona vuelve a encontrarse frente a un golpe durísimo. Lo que empezó como un susto en la sesión del miércoles terminó rápidamente convirtiéndose en un presagio inquietante: Portu podría enfrentarse a una lesión grave que le deje fuera de los terrenos de juego durante muchos meses. Desde el primer minuto la sensación interna era inequívoca: algo no iba bien.
El extremo murciano cayó en el entrenamiento, con un gesto que heló a todos los presentes. La forma en que quedó dolorido en el césped, la imposibilidad de apoyar la pierna y el rictus de preocupación en los fisioterapeutas apuntaban hacia lo peor. Las primeras evaluaciones médicas ya activaron todas las alarmas y, aunque el Girona mantiene la prudencia, en Montilivi ya se teme que la lesión afecte a los ligamentos cruzados. El jugador sigue pendiente de ser explorado por el Doctor Cugat.
De confirmarse, el futbolista estaría prácticamente descartado para todo lo que resta de temporada, un mazazo monumental para Míchel y para un vestuario que ve cómo otro de sus referentes emocionales y competitivos puede quedar fuera de combate en el momento más delicado del curso. Portu, uno de los líderes silenciosos del equipo, había recuperado protagonismo en las últimas semanas y se había convertido en un revulsivo esencial por su agresividad, energía y compromiso.
La previsión es que el club emita un parte médico durante la tarde del jueves, una comunicación que podría poner negro sobre blanco lo que ya se teme entre bambalinas. El propio Míchel, golpeado por una interminable lista de contratiempos físicos desde agosto, se enfrenta ahora a la posible baja de uno de los futbolistas más valorados por su capacidad para interpretar diferentes roles, por su sacrificio sin balón y por la química que siempre genera con Montilivi.
El escenario, además, aparece en un momento de absoluta necesidad. El equipo apenas ha podido estabilizar su dinámica, y mientras recupera algunos efectivos, pierde a otro en la zona ofensiva. También es uno de los jugadores de mayor impacto emocional en la afición, un futbolista que siempre rebosa entrega y que encarna buena parte de la identidad que Míchel intenta reforzar semana tras semana.
Si finalmente se confirma la lesión de larga duración, el Girona tendrá que reconfigurar sus rotaciones en ataque y acelerar la puesta a punto de otros jugadores que deben asumir más protagonismo. Pero, sobre todo, deberá aprender a convivir con un vacío emocional que no es fácil de rellenar: cuando Portu cae, siempre parece que cae un poco el equipo entero.
El desenlace, en cualquier caso, está a punto de conocerse. Y en Montilivi todo el mundo cruza los dedos para que el veredicto médico sea lo menos cruel posible. Aunque, por desgracia, lo peor ya se teme.