Zubimendi deslumbra al fútbol internacional con su partidazo ante Portugal

Martín Zubimendi fue uno de los pilares de España durante la final de la Nations League contra Portugal, un partido que se alargó hasta los 120 minutos y terminó en derrota tras la tanda de penaltis. Su incansable trabajo en el centro del campo permitió que el equipo mantuviera el equilibrio en todo momento, tanto en fase defensiva como ofensiva. La capacidad de Zubimendi para estar en todos los lugares del campo, como si se tratara de un ente omnipresente, hizo posible que España controlara gran parte del partido. Además, su gol fue una clara demostración de su facultad para sumarse al ataque y aportar en situaciones más adelantadas.

En el doble pivote que formó junto a Fabián Ruiz, Zubimendi cumplió el rol de cerebro del equipo con absoluta solvencia. Su lectura del juego fue impecable, gestionando el 'tempo' del partido con calma y precisión, y facilitando la conexión entre defensa y ataque. Tanto él como Fabián intercambiaron posiciones y funciones durante el encuentro, lo que ayudó a mantener un flujo constante de balón y evitar pérdidas innecesarias. Además, su capacidad para cubrir espacios y anticipar movimientos rivales fue clave para frenar las ofensivas portuguesas, mostrando un equilibrio perfecto entre contención y creatividad.

Los números de Zubimendi en el partido son una auténtica exhibición de su nivel. Completó 101 pases correctos de 107 intentos, lo que supone un porcentaje de acierto cercano al 94%, una cifra espectacular especialmente en un encuentro tan exigente. Además, acertó 2 de 3 pases largos, demostrando también su capacidad para cambiar el ritmo y sorprender a la defensa rival con balones en profundidad. Tan solo perdió siete balones en todo el partido, un dato que hable muy bien de su seguridad y buen criterio a la hora de manejar el balón, sin precipitarse ni arriesgar de más. Su gol, además, supuso un premio justo a su gran rendimiento en todos los espacios del campo. 

La actuación de Martín Zubimendi no pasó desapercibida para el fútbol internacional. Fue, según la estadística avanzada, el mejor jugador de España en la final, brillando por su madurez, calidad técnica y liderazgo en un encuentro que exigió el máximo nivel. A pesar de la derrota final, que no empaña el partido, Zubimendi dejó una impresión muy positiva, mostrando que está llamado a ser una pieza fundamental en el futuro de la selección española y no un simple relevo de Rodri.