La selección española lo volvió a hacer. Si en la pasada Eurocopa dejó fuera a Francia en semifinales, ahora repitió la gesta en la Nations League, en un partidazo con susto final tras setenta minutos de exhibición liderada por Lamine Yamal, autor de dos tantos. En Stuttgart, el equipo de Luis de la Fuente, que se puso 5-1, pero acabó sufriendo ante los de Didier Deschamps (5-4), que no bajaron los brazos a pesar de la manita española. La Roja defenderá su título en el Allianz Arena ante Portugal el próximo domingo.
El técnico riojano sorprendió con decisiones valientes en el once inicial. Dejó en el banquillo a Cubarsí, Fabián y Morata, y dio continuidad a la pareja Huijsen–Le Normand en defensa. En el centro, apostó por Zubimendi y Merino para equilibrar, y en punta, Oyarzabal fue la referencia. Enfrente, Deschamps no se guardó nada y sacó toda su artillería ofensiva: Dembélé, Doué, Olise y Mbappé, un cuarteto de vértigo.
Desde el inicio, el ritmo fue eléctrico francés al que España respondió desde el talento de Lamine Yamal, muy activo desde los primeros compases. Sabía que había algo más en juego que el pase a la final: estaba también el prestigio individual, el Balón de Oro en disputa con Dembélé, y se notaba en cada acción. A ello se le sumó el desequilibrio constante de Nico por la izquierda.
Francia pudo golpear primero, pero Unai Simón estuvo inmenso, y Theo envió un potente disparo a la cruceta. Al inicio fue un intercambio de golpes sin pausa, con los centrocampistas casi desaparecidos ante tanta verticalidad.
Pero la Roja se adelantó cuando peor lo estaba pasando, en el ecuador del primer tiempo. La jugada nació en la banda derecha, en los pies de Lamine, que sirvió al área un balón tenso. Oyarzabal lo recibió de espaldas y lo dejó perfecto para la llegada de Nico Williams, que no perdonó. Solo tres minutos después, llegó el segundo. Esta vez fue Mikel Merino quien cazó un balón dentro del área y lo ajustó al primer palo. Stuttgart volvía a ser su ciudad talismán. En el mismo estadio, en la misma portería, celebró como lo hizo su padre décadas atrás: dando la vuelta al banderín de córner.
Tras el descanso, Francia salió con orgullo, buscando recortar distancias cuanto antes. Probó suerte en dos llegadas peligrosas, pero sin acierto. Y en apenas diez minutos, España no solo resistió, sino que sentenció.
Lamine Yamal, en estado de gracia, desbordó por la derecha y provocó un penalti de Rabiot, que lo derribó dentro del área. El propio Lamine tomó el balón, asumió la responsabilidad y transformó la primera pena máxima de su carrera, con serenidad para anotar el tercero. Y antes de que los franceses pudieran asimilar el golpe, llegó el cuarto. Esta vez fue Nico Williams quien se internó por la izquierda y sirvió a Pedri dentro del área. El canario, con un gesto técnico majestuoso, picó el balón por encima de Maignan y puso el 4-0. Una definición de genio. Una declaración de intenciones en la carrera por el Balón de Oro.
Con la semifinal encarrilada, Francia reaccionó con orgullo. Mbappé recortó distancias desde el punto de penalti a la hora de juego. Pero el tanto parecía anecdótico porque la fiesta era española y aún quedaba un último golpe. Lamine, incansable, coronó su noche con el quinto. Entrando por la derecha, algo forzado, cruzó su disparo ante la salida del guardameta y firmó su doblete personal. Una manita quizás algo abultada y que hirió a los franceses, que se resistían a caer.
Es más, en los últimos compases se metieron en el partido con tres goles que alarmaron a los españoles. El primero de Cherki, que anotó con un derechazo ajustado imparable, el segundo en propia puerta de Vivian tras una jugada de Barcola por la derecha y el definitivo 5-4 de Kolo Muani en el añadido.
España, con Gavi de vuelta jugando los minutos finales, gestionó el marcador hasta el pitido final para sellar el pase a la final de la Nations. El domingo espera Portugal y la vigente campeona quiere seguir haciendo historia y ser la primera selección en revalidar título.